lunes, 5 de diciembre de 2011

Los cambios en las correlaciones eclipsan al euro y al dólar



Las correlaciones en los mercados cambiarios nunca son permanentes, ni siquiera en los mejores momentos.

Y ahora que las proyecciones para las tasas de interés están comenzando a cambiar, las correlaciones que recientemente regían al euro y al dólar probablemente se disolverán.

Esto significa que el dólar no logrará beneficiarse mucho de cifras económicas positivas en Estados Unidos y que la respuesta del euro a cualquier solución a la crisis será decepcionante.

Primero, veamos al dólar.

La economía de Estados Unidos puede seguir débil según muchas de las mediciones, pero el crecimiento mayor a lo esperado del PIB en el tercer trimestre junto con una serie de indicadores positivos publicados desde entonces, sugieren que a Estados Unidos le está yendo mucho mejor que a otras de las grandes economías de Europa, así como de Asia.

De hecho, podría considerarse como el único punto positivo real en la economía global.

Pero esto no se está traduciendo en un dólar más fuerte. Luego de alcanzar un reciente máximo a comienzos de octubre, el índice del dólar se ha negociado en niveles más bajos.

Se podría responsabilizar de ello a la Reserva Federal de Estados Unidos. Los funcionarios han dejado claro que, pese a las cifras, la política monetaria flexible se mantendrá por un tiempo. E incluso podría flexibilizarse aún más. Sólo depende del impacto que la desaceleración económica y la amenaza de la recesión en la eurozona tengan sobre Estados Unidos.

Si uno está en Morgan Stanley, probablemente se tenga la visión de que la economía estadounidense es lo suficientemente cerrada como para ser inmune en gran medida. Su titular de estrategia global de divisas Hans Redeker estima que siempre y cuando la oferta de dinero y las cifras de actividad crediticia en Estados Unidos se mantengan en una condición saludable, las repercusiones de la eurozona deberían ser mínimas.

Sin embargo, si uno está en Commerzbank, probablemente se tenga la postura contraria.

"En la actualidad la preocupación en Estados Unidos sobre los efectos de la crisis de Europa en su propia economía es probablemente tan alta que esto por sí solo aumenta la probabilidad de una QE3, una nueva ronda de flexibilización cuantitativa", indicó el estratega de divisas del banco Lutz Karpowitz.

Por lo tanto, sin importar desde dónde se miren, las sólidas cifras económicas en Estados Unidos no significan una fortaleza para el dólar. A menos, por supuesto, que las cifras sean excepcionales.

En el otro extremo de esto está el euro.

Desde hace algún tiempo, pese a todos los altibajos de la crisis de deuda que aún amenazan con destruir a la moneda, el euro en general se ha beneficiado cuando la comunidad mundial de inversión ha estado preparada para asumir riesgo.

Pero a medida que la recesión de la eurozona comience a afectar y las presiones inflacionarias disminuyan, el Banco Central Europeo estará bajo presión para introducir su propia versión de la flexibilización cuantitativa. Algunos esperan que el banco reduzca la tasa de interés nuevamente en su reunión de la próxima semana.

A medida que aumenta la especulación de que el BCE ahora seguirá los mismos pasos de la Fed y del Banco de Inglaterra, la correlación entre el euro y el riesgo se desintegrará, lo que dejará a la moneda única más en riesgo por las expectativas de flexibilización monetaria que por las esperanzas de una pronta solución a la crisis de deuda de la región.

Dow Jones.

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