Uno de los dilemas más difíciles de 2012 será el siguiente: ¿comprar o vender bonos alemanes?
A lo largo de la crisis financiera de Europa, los bonos soberanos de Alemania han conservado su aura de refugio, recompensando a los inversionistas que se aferraron a la deuda de la potencia económica. Ahora, sin embargo, muchos temen que las medidas para salvar el euro dejarán a Alemania pagando los platos rotos, lo cual perjudicaría los precios de los papeles.
Incluso Wall Street está dividido. Por un lado están J.P. Morgan y UBS, que creen que el auge de los bunds, como se conocen los bonos alemanes, continuará. Dicen que los bonos seguirán siendo un refugio seguro para los inversionistas mientras Europa trata de resolver su crisis de deuda. En el bando contrario están Goldman Sachs y Credit Suisse, que pronostican la caída a largo plazo de los bunds, lo cual empujaría los rendimientos al alza, conforme los inversionistas se inquietan sobre la carga que cualquier solución supondría para las finanzas alemanas.
Las noticias de que los líderes europeos acordaron proseguir hacia un control centralizado de la política fiscal fueron bien recibidas por muchos inversionistas. Pero los tenedores de bonos alemanes se concentraron en el análisis de lo que una medida semejante supondría para los contribuyentes del país y si éstos acabarían pagando las deudas de sus vecinos.
A medida que los precios de los bonos alemanes se desplomaban, el rendimiento —que se mueve a la inversa— de los bunds a 10 años subió el viernes a 2,106%, de 1,97% del día anterior, según datos de la plataforma de operaciones Tradeweb. El martes, los inversionistas exigieron una tasa de 2,020% para comprar bonos alemanes a 10 años.
Durante la mayor parte de la crisis, los inversionistas con bonos se han alejado de los países en problemas fiscales como España e Italia y se aferraron a la seguridad de los bunds. Eran "el único refugio que quedaba" en Europa, dice Michael Mata, jefe de renta fija multisectorial de ING Investment Management, con US$24.000 millones en activos.
Pero eso ha cambiado, señala Mata, quien ahora se ha unido al repliegue, vendiendo sus bunds a largo plazo y moviendo efectivo a deuda alemana a más corto plazo, la cual por definición no está tan expuesta a la incertidumbre del futuro. También ha utilizado parte del dinero para comprar otros bonos que le gustan, como los de mercados emergentes denominados en monedas como el dólar de EE.UU., que según él son menos propensos a verse afectados por los acontecimientos de Europa.
Los signos de cautela de los inversionistas sobre los bunds aparecieron a finales de noviembre. A medida que la crisis de la zona euro se intensificó, los mercados comenzaron a tener dudas sobre los bonos con calificación triple A de las naciones europeas, y Alemania tuvo una de las peores subastas de deuda a 10 años de su historia.
La importancia de lo que pase con los bunds transciende a Alemania. Con los rendimientos en niveles mínimos, los precios de los bonos pueden moverse drásticamente con oscilaciones pequeñas en el rendimiento. Así, para los gestores de fondos de renta fija, escoger los refugios más seguros puede significar la diferencia entre grandes ganancias o quedarse muy rezagados ante sus competidores. "El riesgo del crédito de los países centrales (de la zona euro) ya está aumentando, y a un ritmo cada vez más rápido", escribieron analistas de Goldman.
No todos concuerdan. Analistas de UBS sostienen que es probable que la situación en Europa empeore hasta que se desate una crisis, a la que se refieren como un "big bang". Acertar en la apuesta por Alemania no es un tema de poca monta. Con el equivalente a US$1,44 billones (millones de millones) de deuda en circulación, Alemania es el sexto mercado de bonos según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y su deuda soberana es la quinta en el índice Barclays Capital Global Treasury.
Wall Street Journal.
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