Los países europeos, que coquetean con la recesión, no pueden ponerse de acuerdo sobre cómo liberarse de su montaña de deuda. EE.UU. se inclina hacia otra pelea por el presupuesto que, por segunda vez en tres meses, amenaza con paralizar el gobierno. La gigantesca economía china está reduciendo la velocidad.
Y a lo largo de los mercados financieros, la mentalidad de los inversionistas está sufriendo un cambio radical. Muchos están dejando de lado el optimismo de las "acciones para el largo plazo" que dominó desde fines de los 80. En cambio, hay una creencia cada vez más extendida de que el descalabro que dejaron la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera será un escollo con el cual se tiene que lidiar durante muchos años más.
Timothy Geithner, secretario del Tesoro de EE.UU., habla con Tharman Shanmugaratnam, ministro de Finanzas de Singapur, y Christine Lagarde, directora gerente del FMI, en Washington el 24 de septiembre.
Durante los tres meses que terminaron en agosto, inversionistas de todo el mundo retiraron unos US$92.000 millones de fondos de renta variable en los mercados desarrollados, según EPFR Global, un éxodo que revirtió con creces la cantidad total de dinero que los inversionistas habían colocado en esos fondos desde que las acciones tocaron piso en 2009. Los retiros igualaron el peor período de tres meses durante el auge de la crisis financiera.
Ese cambio de rumbo no mostró señales de dar tregua en septiembre. En las tres primeras semanas se retiraron otros US$25.000 millones de fondos de acciones de mercados desarrollados. La semana pasada, el Promedio Industrial Dow Jones sufrió su peor caída semanal desde octubre de 2008 y acumula un descenso de 16% desde su máximo de fines de abril. Los inversionistas también están mostrando menos optimismo hacia los países de mercados emergentes.
Para Jason Trennert, fundador de la firma de investigación económica Strategas Research Partners, el momento para tirar la toalla fue el 2 de agosto. Mientras que la prolongada batalla por el techo de deuda de EE.UU. se prolongaba, Trennert, de 43 años, se convenció de que el proceso para establecer políticas presupuestarias en Washington se había roto en un momento crucial para la economía.
Esa tarde, Trennert, cuya firma está en los primeros lugares de encuestas de grandes inversionistas, incluidos fondos de inversión y de cobertura, les dijo a sus clientes que por primera vez en dos años se había vuelto pesimista sobre las acciones. El equipo de Trennert aumentó las probabilidades de una recesión en 2013 a 60% , y sugirió que los inversionistas debían vender acciones.
En el nuevo entorno se prevé que los rendimientos de las acciones se mantengan por debajo del promedio de larga data de 9% o 10%, y que los precios sigan a valoraciones por debajo del promedio. Estrategias conservadoras que apuntaban a obtener dividendos de acciones, que estuvieron de capa caída durante décadas, están volviendo a ponerse de moda.
Se prevé que las tasas de interés se mantengan muy bajas por más tiempo. En el mercado de bonos, los inversionistas están prestándole a EE.UU. a 10 años a menos de 2%, las tasas más bajas desde los años 40. Las expectativas de un crecimiento económico débil se están viendo en los precios de los bonos, que sugieren que la inflación estará bien por debajo de los promedios a largo plazo hasta 2021.
A la vez, se prevé que los mercados financieros sigan siendo proclives a las oscilaciones nerviosas observadas durante las últimas seis semanas. El Promedio Industrial Dow Jones aumentó o cayó más de 1% en 24 de 38 jornadas de negociación.
"La gente esperaba que volviéramos a la normalidad", afirma Philip Poole, director global de estrategia de inversión de HSBC Asset Management, que supervisa US$103.000 millones. "No estamos volviendo a la normalidad. El mundo post crisis será diferente... pero lleva tiempo asimilar ese mensaje".
El sombrío escenario de crecimiento anémico es un reflejo de un concepto presentado en la literatura académica en los últimos años por los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff. La idea ha sido acogida desde hace tiempo por gestores de fondos con posturas muy pesimistas, pero la visión de que la crisis seguirá teniendo repercusiones durante años se ha extendido más entre grandes y pequeños inversionistas por igual.
Muchos empezaron el año con la esperanza de que una recuperación se estaba consolidando. El 29 de abril, el Dow Jones alcanzó 12.819,53 puntos, un alza de 96% frente a su nivel más bajo en 12 años el 9 de marzo de 2009. En vista de que el Dow Jones estaba en ese punto 10% al alza en lo que iba del año, a pesar del devastador terremoto de Japón y de los elevados precios del crudo, muchos inversionistas creyeron que la economía estadounidense había ingresado a un período de alta velocidad.
En mayo, la ola empezó a moverse para el otro lado, a medida que los datos económicos, especialmente del sector manufacturero, mostraron debilidad alrededor del mundo. En julio, las señales desde Europa no fueron las más alentadoras. Pero no fue solo la crisis de deuda europea lo que asustó a James Bristow, cogestor de BlackRock International Fund, que administra US$900 millones. Bristow quedó atónito por el ritmo con el que el crecimiento de la economía global parecía estar desbaratándose. Para fines de agosto proyectó que el "entorno de bajo crecimiento global" durará por varios años, con una "grado significativo de incertidumbre".
Wall Streeet Journal.
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