La empresa más prestigiosa del país cumple 60 años de vida.
Hoy, con la presencia del presidente de la República, Juan Manuel Santos, y de varias personalidades, trabajadores y pensionados, Ecopetrol, la primera empresa del país, celebra en varios puntos del país sus primeros 60 años de vida.
Una historia que, para varios observadores, está estrechamente ligada a la evolución del sector de hidrocarburos del país, el cual ha tenido que recibir varios empujones para llegar al nivel que hoy ostenta y que le permiten proyectar que al final de año la producción de crudo del país alcanzará la barrera del millón de barriles diarios.
UNA HISTORIA HECHA OBRA
El crecimiento y la evolución de la compañía fueron recopilados en el libro Energía limpia para el futuro, liderado por la Universidad de los Andes y editado por Villegas Editores, que contó con la participación de expertos y académicos que narran cómo se forjó Ecopetrol, la forma en que han evolucionado sus negocios, las repercusiones en la economía nacional, el papel de los trabajadores y los sindicatos, así como las implicaciones en el desarrollo social del país.
El presidente de la compañía, Javier Gutiérrez, cree que la celebración también debe ser el momento para reflexionar sobre si la empresa está preparada para afrontar los retos que impondrá la nueva era de la energía limpia y si tiene las fortalezas necesarias para alcanzar un lugar relevante en el nuevo escenario mundial, lo cual sólo se puede hacer revisando la historia y los logros de estos 60 años.
Explorando el futuro
El nacimiento de la Empresa Colombiana de Petróleos se remonta a la reversión al Estado Colombiano de la Concesión De Mares, el 25 de agosto de 1951, cuando asumió los activos de Tropical Oil Company, empresa que en 1921 inició la actividad petrolera en el país, con la puesta en producción del Campo La Cira-Infantas en el Valle Medio del río Magdalena, situado a 300 kilómetros al nororiente de Bogotá.
La misión de la compañía era administrar el recurso hidrocarburífero de la nación, y creció en la medida en que otras concesiones se revirtieron y las asumió.
En 1961 asumió el manejo directo de la refinería de Barrancabermeja y 13 años después se hizo a la Refinería de Cartagena, construida por Intercol en 1956.
En 1973, el país inició un periodo como importador de hidrocarburos, situación que fue remediada con el esquema de asociación de Ecopetrol con firmas internacionales y que dio sus frutos en las dos primeras décadas, como lo muestran grandes descubrimientos como Apiay (1981) y Caño Limón en 1983, un yacimiento en asocio con la OXY, cuyas reservas fueron estimadas en 1.100 millones de barriles, gracias ello en 1986 Colombia volvió a ser en un país exportador de petróleo.
Gutiérrez advierte en el prólogo del libro que con el pasar de los años el modelo de asociación se convirtió en una política que opacó proyectos para explorar en campos pequeños, mayoritarios en Colombia, en un ambiente de precios bajos y en un contexto externo en el que otros países mejoraban sus condiciones y otros se abrían a la inversión privada.
La situación llegó a un punto tan crítico, que en 1999 Ecopetrol firmó sólo un contrato de exploración y las reservas empezaron a caer, mientras que la compañía afrontaba limitaciones para reinvertir buena parte de sus excedentes y utilidades y no podía tener financiación externa.
EL OTRO EMPUJÓN
En los hechos memorables de la historia de Ecopetrol, el Decreto Legislativo 1760 de 2003 reemplazó el contrato de asociación por el de concesión, marcando un cambio importante.
El Ministerio de Minas asumió las políticas del sector y nació la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), que asumió la administración de las áreas petroleras y recursos del gas. Además, empezó a administrar y a regular de manera independiente las áreas y los recursos de petróleo y gas natural, a través de concursos abiertos en los que las empresas no tienen que asociarse con Ecopetrol.
El cambio incentivaba la llegada de recursos frescos de inversionistas externos, pero no garantizaba que Ecopetrol permaneciera a flote. Con la necesidad de invertir según sus opciones y de poder acceder al crédito, en la Ley 1118 del 2006 se autorizó a la compañía a realizar una capitalización mediante la emisión de acciones, hasta de un 20 por ciento de la propiedad, recursos que tienen un fin puntual: la inversión en los planes de la compañía.
Portafolio.
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